Las aguas de la humanidad están turbulentas.
Cada individuo se siente inmerso en un entorno caótico
y desenfrenado.
Muchos, sintiéndose en situación de supervivencia,
no vislumbran la posibilidad que tienen de crear armonía,
abundancia y bienestar.
Los mensajes de seres de otros planos hablándoles del enorme
logro de la humanidad, aparecen como contradictorios frente a lo
que encuentran diariamente como su "realidad". Sin embargo
les decimos: Esa turbulencia que están viviendo es fecunda.
Es el caldo donde se cultiva la Nueva Tierra. Es el movimiento que
reacomodará las energías en el planeta para poder plasmar
en lo concreto, el paraíso con el que han soñando
tanto.
Al vivir en el cuerpo del planeta Tierra, sus propios cuerpos
resuenan con él. Eso hace que fácilmente
se sientan invadidos o avasallados por la turbulencia
también desde
lo interno. No lo resistan. Permitan que el movimiento
reacomode sus energías,
limpiando, renovando y revitalizando sus campos. Verán
como poco a poco sus aguas es irán aquietando,
dejando lugar a una nueva armonía interior, más
estable y plena.
Este es un proceso que cada individuo irá experimentando,
para dejar atrás lastres energéticos que
impedían
la manifestación completa de su potencial.Al aquietarse
sus propias aguas, estarán frente a un nuevo
amanecer personal. Y esto les dará confianza para
atravesar el proceso en lo colectivo. Este último a su
vez dará lugar
al amanecer de la Nueva Tierra.
La confianza y certeza
que cada individuo logre en su tránsito personal,
hará más
fácil
el proceso global mediante el cual la humanidad dará nacimiento
a la nueva Tierra