Mensaje 51 del Arcángel Gabriel
Canalizado por Asriah el 25/9/200
¿Y ahora qué?
En todo crecimiento hay dolor.
Es el dolor de lo viejo que debe dar lugar a lo nuevo.
Es la expresión de la resistencia al cambio y del miedo a lo
por venir que se expresa en todos los planos energéticos.
Un bebé siente dolor cuando le aparecen los primeros dientes,
por ejemplo.
El dolor ha de ser transmutado en aceptación, sin resistencias,
fluyedo, y sus efectos se verán así minimizados.
No es de utilidad entrar en sufrimiento.
Celebren la llegada de lo nuevo como celebran la llegada de un bebé
luego de los dolores del parto.
El dolor se transita y se libera.
El dolor atrae la atención sobre una circunstancia pidiendo
que el ser se conecte con ella.
Los motivos son diversos, tan diversos como lo son los seres humanos.
El dolor siempre tiene causas muy profundas e individuales aunque
se trate de un dolor colectivo.
Los seres humanos están viviendo un intenso dolor colectivo.
No será el último.
Pero están, en este momento que han pasado el shock, como desorientados,
perplejos, no sabiendo muy bien adonde están parados.
Algunos se conectaron con el odio y la venganza. Otros con la paz
y el amor.
Eso fue lo que estuvieron vibrando al Universo.
Esa fue la energía que emitieron al planeta. Siguen haciéndolo,
pero ha pasado la intensidad del primer momento
y sobreviena la pregunta:
¿Ahora qué? ¿Qué pasará? ¿Qué
tengo que hacer?
Es el momento de la gran introspección.
De adentrarse profundamente e invocar el poder interno de cada uno.
De convertirse en seres adultos autosostenidos.
De sentir profundo amor y compasión por todo ser.
De encontrar en el centro del corazón el deseo de crecer y
ser, en plenitud y en unidad.
Es el momento de darse cuenta que dentro muy dentro en cada corazón
sólo hay lugar para el amor. Que no hay otra cosa.
Que ningún ser humano siente en lo profundo el deseo de seguir
conectado con el miedo ni con el odio, porque no está en su
verdadera naturaleza.
Es el momento de ver y sentir con claridad que a los seres humanos
ya no les son necesarios los juegos
que hasta ahora han venido sosteniendo.
El ser humano puede entrar en su adultez verdadera.
Dejar atrás sus heridas, agradecer sus lecciones y dar un paso
nuevo hacia la luz, guiado únicamente por su convicción
interna.
Por su chispa divina que espera su atención.
Las circunstancias externas le están mostrando claramente que
no existen otras opciones que valgan la pena.
Que sus viejas armaduras ya no le son útiles.
Es el momento de madurar.
Es un momento de sincronía prefecta, pues todo ser humano hoy
se está encontrando con estas preguntas.
Muchos no han aprendido aún como hacer esto. Para ello han
sido preparados los trabajadores de la luz que estarán
en todo momento irradiando paz y serán referentes a quienes
puedan recurrir los demás.
Ya hemos dicho antes que no se trata de salir a pontificar, sino de
estar disponibles para responder a quien lo necesite.
Ninguna circunstancia deberá ser forzada, ningún ser
deberá ser presionado.
Sólo se les pide disponibilidad y confianza en la sincronía
del universo.
Ustedes son los maestros ideales porque han pasado y pasan por las
mismas circunstancias.
Ustedes son pares con algo más de experiencia y claridad en
su misión.
A ustedes como trabajadores de la luz se les están presentando
los mismos problemas y circunstancias que se les presentan
a todos los seres humanos. Su enseñanza está en el ejemplo,
en cómo utilizan sus herramientas para atravesarlas.
Es esa la tarea. Esa es la misión.
¿Recuerdan la pregunta que todos se han hecho alguna vez? ¿Cuál
es mi misión?
Ésta es la misión. Es la misma para todos.
Ser ejemplo de cómo vive un ser humano que sabe que es luz,
que sabe que es uno con el todo.
Cada uno tiene diferentes herramientas.
Cada uno aporta su particular matiz, y por supuesto se le acercarán
seres que necesiten de ese particular matiz.
El Universo los ama y les agradece infinitamente. Han elegido una
bella misión. Ser pioneros.
Ser los primeros humanos de la nueva raza humana.
Tengan certeza de que han llegado a este ahora con todos los elementos
que cada uno necesita para su tarea.
No es ya momento de búsqueda sino de realización. Y
la realización tiene que ver con ser.
Tiene que ver con vibrar en armonía, con estar disponibles
y brindar amor.
Con tomar decisiones basadas en la unidad y en la certeza de su propia
divinidad y la de todo aquel que encuentren en su camino.
No confundan la verdadera realización con aquella de la antigua
energía.
Le hemos dicho: tienen un pie en la vieja energía y el otro
en la nueva.
Sabemos que no es fácil hacer el equilibrio. Estamos aquí
para sostenerlos.
Los ama profundamente.
Gabriel